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Pedro Sánchez incluirá la fabada asturiana como gasto militar al considerarla arma química.

Actualizado: hace 2 días



En una jugada maestra digna de trilero de feria, Pedro Sánchez ha anunciado hoy que la fabada asturiana pasará a formar parte del catálogo de "material militar no letal" de las Fuerzas Armadas. Según fuentes del Gobierno, el guiso más glorioso del norte será etiquetado oficialmente como "arma disuasoria de alta capacidad olfativa", elevando así el presupuesto militar sin que parezca que estamos comprando misiles, sino fabes.

"España es un país de paz, flores y bombones... pero con el estómago lleno de fabada, cualquier enemigo se lo piensa dos veces", declaró el presidente desde una rueda de prensa improvisada en medio de una folixa en Pola de Siero. Sánchez, luciendo un mandil de Casa Gerardo y rodeado de gaiteros tocando el "Asturias, patria querida" en versión trap, aseguró que "es más fácil frenar una invasión si los tanques del adversario patinan en un charco de compango".


El nuevo plan de Defensa, rebautizado como "Estrategia de Aroma Disuasivo 2030", contempla el despliegue de unidades especiales equipadas con marmitas móviles de fabada, estratégicamente situadas en puntos sensibles como aeropuertos, pasos fronterizos y festivales de música indie de Madrid. Según el informe técnico, el "Efecto Faba" se desarrolla en tres fases:


  • Fase I: Seducción — el aroma del chorizo crea una falsa sensación de hogar.

  • Fase II: Confusión — los gases empiezan a hacer efecto, provocando mareos, lágrimas involuntarias y reconciliaciones imposibles.

  • Fase III: Rendición — el adversario abandona toda resistencia para buscar urgentemente una botella de sidra.


La oposición ya ha puesto el grito en el cielo (y también en el congreso, en Twitter y en la barra del bar de abajo), acusando al Ejecutivo de "militarizar la gastronomía popular" y "confundir gasto militar con fartura extrema". Desde VOX, han pedido que se incluya el cachopo XXL como "armamento pesado", mientras que Podemos propone reconvertir el Ejército en una cooperativa agroalimentaria.


Fuentes cercanas al Ministerio de Defensa confirman además que se están haciendo pruebas secretas en bases militares, donde varios soldados han sido vistos corriendo en círculos, en lo que parece ser un claro "simulacro de escape de gases tradicionales". También se rumorea que en los próximos desfiles del Día de las Fuerzas Armadas, en lugar de tanques, desfilarán carros de madera tirados por bueyes, cargados de compango y guiados por cocineros con estrella Michelin.


Mientras tanto, la fabada, esa joya gastronómica capaz de unir pueblos y desatar conflictos intestinales, sigue su imparable ascenso como arma de disuasión masiva made in Asturias.

Y en caso de guerra... que Dios reparta tupperwares

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