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Adrián Barbón nombra a Fofito nuevo Consejero de Industria del Principado.



En un giro argumental que ni Netflix se hubiera atrevido a producir, el presidente del Principado, Adrián Barbón, anunció esta mañana el nombramiento de Fofito como nuevo Consejero de Industria, tras la dimisión de Belarmina Díaz. “En estos tiempos oscuros, necesitamos luz y colorines… aunque sean los de la nariz de un payaso”, explicó Barbón mientras hacía sonar una bocina y repartía pitos de feria entre los periodistas.


"Esto no ye una consejería, ye una carpa de circo pagada con fondos europeos."


Fofito, que aterrizó en Oviedo con un chigre inflable y una troupe de músicos rumanos reconvertidos en asesores energéticos, prometió una gestión cercana, colorida y con mucho platillo. Entre sus primeras medidas se encuentran:


  • Reemplazar los informes técnicos por tebeos de Mortadelo y Filemón.

  • Convertir las explotaciones ilegales en parques temáticos: “¡Minas Locas del Norte!”, donde los turistas extraen carbón disfrazados de Los Morancos.

  • Lanzar el Plan de Reindustrialización “Tralarí Tralará 2030”, con subvenciones para empresas que sepan repartir puestinos y perres.


En su discurso de investidura, entre globoflexia y un número de malabares con piquetas, Fofito aseguró:


“No vengo a hacer magia, vengo a hacer lo mismo que los anteriores… pero con más sinceridad y zapatos gigantes.”

La reacción de la oposición: entre la estupefacción y el intento de fichar a Miliki.


Desde el PP, Álvaro Queipo denunció que la designación es “una tomadura de pelo, aunque más honesta que las anteriores”. Por su parte, Foro Asturias pidió que también se nombre a Krusty el payaso en la Consejería de Medio Rural, “ya que se necesita mano dura en la ganadería, pero sin perder nunca el buen humor”.


¿Y Belarmina?


Fuentes no confirmadas aseguran que Belarmina Díaz fue vista en un retiro espiritual en el Eo, donde trabaja con piedra pómez y canta a los minerales para liberarse del mal fario institucional.


Mientras tanto, los asturianos, no saben si esto es una burla o una solución creativa. “Mira, si al menos ahora los barrenos suenen al ritmu de ‘La gallina turuleta’, igual hasta lo disfrutamos”, dijo un vecino de Turón, mientras vendía camisetes con el mensaje: "Había una vez un circo… que garraba siembre subvención".



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